jueves, 20 de junio de 2013

Amar por encima del desamor



Y se fue, después de hacer sus maletas cargadas de ira, sin mirar atrás, el orgullo le comió las entrañas el resto de sus días sin ella, la cobardía se hizo hueco en su vida, el desamor su almohada inseparable, las soledades de su alma encontraron porosas compañías. Mientras, nada era realmente lo que a él le parecía que iba a ser, lo que le esperaba fuera solo estaría en su imaginación.

Huir nunca es la mejor manera de amar, huir no soluciona los problemas. El vacío que dejó fue el peor regalo que él mismo se hizo.

Ahora sus idas y venidas por el camino de la vida de ella son incongruencias que salpican la relación, una relación que empieza nuevamente porque él quiere que empiece, aunque fue ella, de nuevo, la que rompe el silencio de él al llamarle.

Y ella siempre espera. Después de abandonarla, después de tantas veces como su huida resquebrajó la confianza de ella en él, después de haber roto tantas veces la baraja, él de nuevo viene con la mochila cargada de prisas, de necesidades, sus necesidades básicas, las que desencajó de su vida con ella y tiró al contenedor de los sueños rotos, aún así ella que espera vuelve a regalarle oportunidades, mientras él no pregunta cuales son las necesidades de ella.

Ella, que vive ahora sus momentos de soledad, esos mismos en los que él la había dejado, aunque sabe que su felicidad no depende de él ni de nadie, le admite de nuevo en su vida, sus razones son sólo de ella.

Vuelve a flaquear él porque no alcanza a tener aquello que quiera tener, y vuelve a dejar de hablar con ella, de comunicarse, sin ningún intento, de nuevo, de entablar una conversación, deja morir otra vez el inicio de algo que, sabe, nunca debió interrumpir.

Es ella quien vuelve a llamarle, intentando comprender su comportamiento de huida. Cobardía, huida fácil. Está muy claro que si no  se ama se puede ir, pero no debe irse sin hablar.

Son tantos años los que él hizo que viviera sola que no puede ahora pretender que esté todo bien sin más, que todo esté como si nada hubiera pasado. No se trata de borrón y cuenta nueva, se trata de hacer que ella crea en él, que confíe en que él es auténtico, en que no se volverá a marchar a la primera de cambio, en que no huirá sin hablar, volviendo a dejarla sola, de nuevo.

Si él no quiere estar, es fácil, que se vaya. Que nunca más la haga sufrir, él sabe que ella no se lo merece. Que deje de pensar en él, en lo que él quiere, en sus propias necesidades, cuando no ha hecho más que huir de su lado por pensar que ella no respondía como él quería que lo hiciera.

Que entienda que cada persona tiene su tiempo de respuesta, y aunque ha estado donde y cuando él ha querido, la confianza de ella está agrietada, que no deje que se rompa del todo, que conquiste su corazón de nuevo, esta vez que no lo estropee.

Que nunca tenga prisa por vivir las cosas que pueden o no llegar a su vida, porque mientras espera a que lleguen se está perdiendo otras que están, porque la vida está hecha de pequeñas cosas, de detalles preciosos y momentos mágicos que son los que hacen que se tengan ganas de seguir adelante y disfrutar de las cosas hermosas que nos ofrecen el amor y la vida.

Si él provoca sensaciones de prisas, de querer tener aquello a lo que él mismo renunció cuando era suyo, que rechazó, que apartó de él, no una, varias veces, esas mismas demandas se vuelven en su contra.

 Ella, que sigue conservando un amor intenso por él y amándole por encima de todas las circunstancias que provocó y que la separaron de su vida con él, es ahora otra persona, va con cautela, sin prisas, asegurando sus pasos, viviendo al día,  amando los momentos, disfrutando de lo poco, que siempre es mucho, porque él está ahora en ellos.

Y, ella, sabiendo que puede vivir sin él, elige tenerle en su vida, elige vivirla con él.

Que tire la mochila de la prisa y las maletas de la ira lejos de su vida y cargue en una nueva mochila la conciencia, la inteligencia, la dulzura, la espera silenciosa.. Que la cargue de positivismo y de amor, de energía y humor, de novedades y sorpresas, de intensos colores..  que llene de vida sus nuevas maletas, y deje fuera la duda.. ella nunca se irá.

2 comentarios:

  1. Un relato que se suele repetir demasiadas veces......las mujeres casi siempre somos las que esperamos y perdonamos y ellos pasan de nosotras en infinidad de ocasiones.Besotes

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    1. Escribir desahoga el alma, la libera, y al ser las emociones las que mueven nuestros comportamientos, es una manera de ahuyentar lo no bueno. Gracias Charo. Mi besos.

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